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De 2022 a 2026: ¿cuáles son las tendencias para el sector olivarero?

El cultivo del olivo representa una de las principales ramas de la agricultura para Italia y se encuentra entre los sectores más desarrollados también en Europa y en el mundo. Para darse cuenta de su importancia en la economía mundial, hay que considerar que se practica en 58 países y que las hectáreas de olivos en el planeta son más de 11 millones. Además, el aceite de oliva extra-virgen y la aceituna de mesa se distribuyen y consumen en casi 180 países. Éste es un sector que emplea a más de 35 millones de personas y tiene un giro de negocios entre 9,5 y 13,5 millones de euros al año (según los últimos datos recogidos por la investigación «Olicultura Internacional – Análisis y Resumen Mundial» de la empresa española Juan Vilar Consultores Estratégicos y divulgados por Gambero Rosso).

El sector olivarero, sin embargo, vive de tendencias y ciclos de desarrollo influenciados por una serie compleja de factores ambientales, políticos, económicos y sociales.

¿Cuáles son, entonces, las principales tendencias en este sector a tener en cuenta?

La situación en Italia

Italia cuenta con una tradición centenaria en el cultivo del olivo y en la preparación del aceite de oliva EVO. El negocio tiene sus raíces en la antigüedad y, a pesar de estar permeado por novedades e innovaciones tecnológicas, aún se realiza con artesanía transmitida de generación en generación y es considerado un verdadero “arte”.

Además, la excelente calidad del aceite italiano se aprecia en todos los rincones del mundo y contribuye a hacer del sector olivarero un elemento fundamental de la economía nacional. Sus números también confirman su importancia. De hecho, hay más de un millón de hectáreas de olivos y las plantas en Italia son unos 150 millones. Además, cada año se producen más de 5 millones de quintales de aceite, fruto de una actividad que se distribuye en casi todas las regiones italianas.

En el ranking de los productores mundiales del aceite de oliva, Italia había perdido recientemente algunas posiciones, pero con la temporada 2021-2022 ha vuelto a ser el segundo productor mundial (datos de Unaprol, Italian Olive Consortium, basados ​​en estimaciones oficiales del Consejo Internacional del Aceite de Oliva). ).

Italia, de hecho, ha conseguido aumentar su productividad un 15% respecto a la campaña anterior, alcanzando las 315.000 toneladas anuales, aunque siga siendo muy inferior al récord de la temporada ’91 -92 con 674.000 toneladas de aceitunas cosechadas. Los datos apuntan a una necesidad cada vez más urgente: la de aumentar la producción del aceite Made in Italy para contrarrestar el declive de las últimas décadas y seguir el ritmo de otros países.

Una mirada a Europa

Europa se confirma como líder indiscutible en el sector olivarero. De hecho, aporta el 71% del giro de negocios mundial y registra más del 40% del empleo total, con unas 160.000 empresas agrícolas. Además de Italia, otros países miembros de la Unión Europea, como España, Francia, Portugal o Eslovenia, también favorecen estos resultados.

España sigue siendo la reina del mercado europeo, con el porcentaje récord del 70% de aceitunas. La temporada 2021-2022 trajo al país un descenso del 6,4% respecto al año anterior, aunque la producción se mantuvo en 1,3 millones de toneladas (datos de Unaprol). Grecia también cerró la temporada con un descenso del 18,2%, alcanzando el 5º puesto en el ranking mundial, superada por Turquía y Túnez. Portugal, en cambio, ha crecido con un +20%.

Entre las tendencias consolidadas, que también prevalecerán en las próximas temporadas de producción de aceitunas, se encuentra el impulso a la exportación de los países europeos a todo el mundo, en particular a los Estados Unidos.

¿Y en el mundo?

La demanda cada vez mayor de aceite de oliva extra virgen y de aceitunas de mesa conduce a la clara necesidad de aumentar la producción de estos productos por medio de la plantación de más olivos y la creación de muchos olivares superintensivos. En cualquier caso, siguen predominando las formas tradicionales de cultivo (61%), seguidas por las intensivas (19%) y por las de alta densidad (10%). La división de la producción entre aceituna de mesa y para el aceite se mantendrá invariable en los próximos años: al rededor del 13% la primera y del 86% la segunda (según los datos de International Olive Growing – Worldwide Analysis y Resumen).

En la última temporada 2021-2022 Túnez y Turquía registraron respectivamente un +71,4% (con 240.000 toneladas de olivas) y un +8,3% (228.000 toneladas). Entre los países africanos, Marruecos consiguió aumentar sus resultados el 25%, Argelia el 39%.

Entre lo digital y la tecnología

Entre los cambios más significativos en este sector seguramente también se encuentran los relacionados con las innovaciones tecnológicas y las transformaciones digitales. Las fincas olivareras atraviesan un momento delicado de transición de los modelos de gestión tradicionales a la mecanización más moderna. Aunque sea fundamental mantenerse al día, los cambios no son fluidos y fáciles de implementar para todas las empresas, especialmente para las más pequeñas.

Las estrategias de cultivo y las herramientas para la cosecha y poda han evolucionado mucho. Los revendedores y los usuarios están cada vez más preparados técnicamente, informados y digitalizados.

Campagnola siempre se ha fijado el objetivo de captar inmediatamente las tendencias del sector y las innovaciones tecnológicas más interesantes, para transformarlas en herramientas eficaces que puedan facilitar concretamente el trabajo de los olivareros, en Italia y en todo el mundo.

Como siempre, estamos listos, para seguir la próxima evolución del mercado y para acompañarles de manera eficiente hacia el futuro de este complejo y fascinante sector.

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