Las operaciones de poda de invierno de los avellanos son fundamentales tanto para definir el tipo de cultivo, como para proteger la salud de la planta y hacer que alcance una alta productividad. Para realizarlas de forma profesional es importante conocer las principales técnicas, pero también disponer de las mejores herramientas para realizar cortes precisos y no comprometer el bienestar de los árboles plantas.
¿Cuáles son los objetivos de la poda en el cultivo de los avellanos?
En los primeros años de crecimiento, la poda del avellano da a la planta una forma correcta y hace su estructura más robusta. La formación arbustiva del avellano es caracterizada por ramas cortas y particularmente densas, que se cortan, para darle una forma armoniosa.
La poda también es fundamental para obtener un buen equilibrio entre desarrollo vegetativo y actividad productiva, así como para salvaguardar la salud del árbol. De hecho, aligerar su follaje permite una mayor penetración de la luz entre las ramas, aumentando la fructificación y manteniendo sus partes internas a salvo de la proliferación de patógenos. Finalmente, un avellano bien podado también facilita la cosecha de sus frutos.
Los fines de la poda varían, sin embargo, según la edad del avellano. En las plantas de menos de tres años, las operaciones de corte principalmente moldean su forma, mientras que en los árboles más viejos eliminan las ramas dañadas o enfermas, actividad esencial para preservar la salud de las plantas. En avellanos de más de cinco años, la poda también puede tener como objetivo la creación de nuevos brotes en el tronco principal, con el fin de revitalizar su actividad vegetativa y productiva.
¿Cuándo se debe efectuar la poda?
El momento mejor para podar el avellano es el final del invierno, es decir, el período de reposo de la planta. La poda en esta época del año puede favorece una excelente floración entre finales de invierno y principios de primavera y una rica fructificación a finales de verano.
¿Cómo se efectúan los cortes?
Los podadores profesionales saben lo importante que es realizar cortes limpios y sin rebabas, para evitar que se desarrollen infecciones y patógenos.
El primer secreto para realizar una poda eficaz es seleccionar tijeras, podadores de cadena, sierras y cortaramas de excelente calidad y gran capacidad de corte, que puedan garantizar operaciones precisas y evitar lesiones peligrosas o descortezados de las ramas. Las herramientas de la marca Campagnola para la poda de árboles frutales apuntan precisamente a estos objetivos, proporcionando una amplia gama de opciones que satisfacen todas las necesidades de los operarios del sector.
Para efectuar una poda perfecta, hay que realizar un corte inclinado a 45°, para favorecer el flujo de agua en la zona. En las partes más expuestas también se puede aplicar una masilla especial formulada para este fin, para desinfectar la herida y protegerla de los agentes externos.
Para no transmitir patógenos a la planta, también es recomendable siempre utilizar herramientas perfectamente limpias y asegurarse de que las hojas estén debidamente higienizadas. Un consejo es desinfectarlas antes de podar y repetir la operación con cada planta, para no propagar enfermedades.
Poda según las formas de cultivo
Las diferentes formas de cultivo del avellano pueden requerir diferentes técnicas de poda a lo largo de su desarrollo.
El sistema de cultivación en el monte, por ejemplo, es uno de los más extendidos. Es una forma de policaule con 3 o 6 ramas, que tiene la ventaja de permitir una rápida renovación de las ramas, aprovechando los brotes basales en el desafortunado caso de rotura de los postes por fuertes lluvias, nieve o micosis.
¿Cómo obtener esta forma de cultivo gracias a la poda? Durante el primer y segundo año se deben seleccionar cuatro o cinco brotes de los tallos que nacen del suelo y dejar que se desarrollen, eliminando los demás. A partir del tercer año, es suficiente quitar los brotes y las ramas sobrantes, manteniendo el follaje ligero y suficientemente aireado.
El sistema de formación de jarrones tupidos, por otro lado, es monocaule, es decir, tiene una única rama que se estructura a unos 50-60 centímetros de altura del suelo. Mientras que la forma clásica de arbusto se prefiere en áreas con riego escaso, la de maceta tupida es adecuada para áreas con buen riego y suelos particularmente fértiles. Para obtenerla, es necesario plantar el avellano y desmocharlo a 50-60 cm. Apróximadamente después de un año de crecimiento, se dejan sólo 4 o 5 brotes para crear la estructura típica de la maceta.
A partir del tercer año, para la salud de los 4 o 5 brotes seleccionados se quitan los chupones periódicamente, dando una forma armoniosa a la planta. El corte de unas ramas que crecen internamente contribuye al éxito de la operación.
La forma de cultivo del brote también es monocaule. Se deja crecer una rama a unos 80-90 cm del suelo. Se recomienda para las variedades de avellano más vigorosas y, al requerir un mayor esfuerzo para la poda, se adapta bien a terrenos llanos bien regados, donde se trabaja con equipos mecánicos.
A pesar del mayor esfuerzo que requiere en la fase de poda, este tipo de formación facilita los tratamientos fitosanitarios y la cosecha final del fruto. ¿Cómo hacerlo? En el primer año, hay que podar la planta a unos 90 cm del suelo, mientras que en el segundo año se debe elegir el tallo más vigoroso, que se convertirá en el eje central. Durante el tercer año, se pueden seleccionar 4 o 5 ramas que formarán la estructura principal. A partir del cuarto año se eliminarán los chupones y las ramas internas, quitando también los brotes por debajo del tallo.
Poda estructural y de mantenimiento
Por último, existen algunos tipos de poda que no dependen del tipo de cultivo elegido. Por ejemplo, la poda estructural cambia la estructura de la planta, haciéndola más robusta y capaz de soportar tanto una forma de cultivo intensivo como el mal tiempo.
Se realiza durante los primeros cuatro o cinco años después de la plantación, mientras que a partir del quinto año se realiza la poda para mantener estable la productividad del avellano.
Para todas estas operaciones, es fundamental contar con tijeras y podadores de cadena válidos, que puedan garantizar cortes limpios y facilitarlas. Las herramientas de Campagnola para la poda de árboles frutales quieren alcanzar estos objetivos, teniendo al mismo tiempo en máxima consideración el bienestar de los operarios.
La ergonomía, la ligereza, la ausencia de vibraciones y rebotes son algunas de las principales ventajas de la gama de productos Campagnola que facilitan las operaciones de poda. Para obtener más información, Ustedes pueden explorar nuestro sitio web o ponerse en contacto con el distribuidor Campagnola más cercano.