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Poda de febrero: técnicas y propósitos de la poda de invierno

El mes de febrero es una cita fundamental para la poda, tanto de los frutales como en los jardines. El invierno que llega a su fin y el inicio inminente de la primavera hacen de febrero el momento perfecto para cortar ramas con seguridad.

De hecho, se puede podar sin exponer las plantas a heladas y aprovechando su descanso vegetativo aún en curso. Además, en esta época del año los microorganismos potencialmente peligrosos son menos activos y el riesgo de enfermedades y proliferación parasitaria es mínimo.

¿Cuáles son los objetivos de la poda de invierno y qué plantas se podan en febrero?

El propósito de la poda de invierno o seca.

La poda siempre es una fuente de pequeño o gran estrés para las plantas, por eso hay que efectuarla con objetivos precisos y cortando las ramas con cuidado, competencia y profesionalidad. El objetivo principal de la poda de invierno (también llamada “poda en seco”) es estimular la productividad de las plantas en los meses de primavera. Los cortes bien ejecutados pueden, de hecho, favorecer la producción de nueva vegetación y nuevs yemas, así como dirigir los recursos de la planta hacia sus partes más fructíferas.

Entre los propósitos de la poda de invierno también están la eliminación de ramas secas, enfermas o dañadas y la regulación del tamaño de la planta. Unas buenas operaciones de corte también pueden maximizar la ventilación e iluminación del follaje y preservar la forma elegida para cada planta.

Poda en febrero de árboles frutales

En el caso de los frutales, en invierno se podan las plantas adultas y productivas para regular la relación entre producción vegetativa y fructífera. Febrero es el mes perfecto para podar los árboles de frutas de pepita (como manzana, pera, nashi o membrillo) y de hueso (como melocotón, cereza, albaricoque, ciruela o almendra). Además, también se pueden podar castaños, granados, kiwis y olivos, si las temperaturas son bastante suaves.

Las operaciones de poda implican el corte de brotes y de ramas dañadas, secas o comprometidas por patologías. Además, durante la intervención se eliminan las ramas que compiten con el ápice principal de la planta y, para cada rama, se identifica un ápice y se redimensionan las ramas laterales. Finalmente, se aclara el follaje para favorecer la penetración de aire y luz hacia sus zonas más internas.

Consejos para efectuar la poda de invierno en febrero

La poda es una operación delicada y es fundamental seleccionar con mucho cuidado las ramas y el tipo de corte a realizar. Además, siempre es necesario utilizar herramientas de poda con buena capacidad de corte, para evitar resultados imprecisos y descortezados peligrosos que puedan perjudicar la salud de la planta.

Tijeras y podadores de cadena de calidad profesional pueden hacer el trabajo más cómodo y menos cansado para el operario y el uso de herramientas equipadas con alargadoras (fijas o telescópicas) permite llegar a la mayoría de las ramas altas sin utilizar escaleras y de manera totalmente segura. También es importante que las hojas estén siempre limpias y desinfectadas antes de cada intervención, para no propagar infecciones en la planta.

Si el invierno sigue siendo demasiado frío, es recomendable posponer la poda de febrero. De esta forma, se puede evitar el peligro de que los cortes sean comprometidos por heladas o humedad excesiva, que favorecían la presencia de microorganismos patógenos. Donde el clima es particularmente desafiante, es mejor esperar hasta finales de febrero o principios de marzo para podar en seco con menos riesgo.

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