El ciclo de vida de las plantas se base en equilibrios naturales perfectos, fijados en la simple perpetuación de la especie. Sin embargo, cuando el hombre decide dedicarse a la agricultura, se pone objetivos específicos de desarrollo y producción, que pueden ser muy diferentes de los espontáneos de las plantas.
La poda es una operación para dar soporte a la planta, regulando su crecimiento, fortaleciéndola y ayudándola a conseguir una fructificación excelente. Los olivos, pero también los frutales, los arbustos, las plantas ornamentales, las huertas y los viñedos requieren podas bien ejecutadas para mejorar su estética y también la calidad de su producción.
Los olivareros necesitan, por tanto, conocer los fundamentos de esta imprescindible intervención, sus finalidades y las normas para llevarla a cabo de la mejor manera posible.
¿Qué es la poda del olivo y para qué sirve?
El término «poda» designa todas las operaciones que acompañan el desarrollo de una planta, llevándola hacia fines específicos, definidos por el oleicultor según sus necesidades. Son numerosas las razones que hacen absolutamente fundamental este tipo de trabajo, en primer lugar su capacidad para estimular positivamente el rendimiento de los olivares.
De hecho, la poda puede promover la exuberancia de las plantas y la vitalidad de sus ramas, así como la calidad y el tamaño de los frutos. Las intervenciones específicas de aclareo de copas también son una estrategia eficaz para permitir una perfecta penetración de los rayos del sol en las frondas y mantener los árboles en plena salud.
Las plantas bien podadas son más resistentes al ataque de patógenos y parásitos, a las condiciones climáticas adversas y al estrés externo. Tampoco hay que subestimar el aporte estético de la poda, que da vida a olivares hermosos y equilibrados.
Poda del olivo ornamental
Mención aparte merece la poda del olivo ornamental, que requiere precauciones y técnicas específicas para ser efectuada de la mejor manera posible. El olivo es un árbol de hoja perenne que también se puede cultivar con fines ornamentales y se trabaja con la técnica del bonsái. Básicamente este tipo de planta debe ser podado para contener su crecimiento y adaptarlo a vivir, en tierra o en maceta, en ambientes externos o internos.
La poda, en este caso, no quiere tanto mejorar el rendimiento productivo de la planta como intervenir en su forma, adaptándola a la estética deseada (las formas más habituales son la bola, la sombrilla y el pompón). Técnicas, herramientas y tiempos de poda para el olivo ornamental son ligeramente diferente de las dedicadas al olivo de producción. Conocer sus peculiaridades permite obtener exuberantes plantas ornamentales capaces de valorarel espacio en el que se insertan.
El período de poda del olivo
Las intervenciones de poda en los olivos siguen una estacionalidad determinada y pueden realizarse varias veces cada año, tomando el nombre de poda de verano (o verde) e invernal (o seca).
Poda del olivo de octubre a marzo
La poda del olivo se suele realizar durante las épocas de otoño e invierno, es decir, cuando el ciclo vegetativo de la planta se encuentra en fase de reposo. La denominada poda de «invierno» o «seca» se practica después de la recolección del fruto (a diferencia de otras plantas, el olivo, al ser un árbol de hoja perenne, nunca pierde las hojas) y la primavera siguiente. antes de que aparezcan los nuevos brotes. El período mejor para esta fase es, por tanto, apróximadamente de octubre a marzo y las operaciones deben ser realizadas anualmente.
Poda del olivo en verano
Sin embargo, también existe un tipo de poda que se practica en verano en pleno período vegetativo y que tiene como finalidad principal aclarar el follaje eliminando el exceso de vegetación. En general, la poda del olivo en agosto (o en los meses inmediatamente anteriores y posteriores) se denomina «poda en verde» y, según cómo se realice, dará resultados diferentes. De hecho, la eliminación de brotes y retoños de las ramas puede favorecer la expansión vegetativa de la planta o un crecimiento ordenado de sus ramas.
Cuándo podar el olivo en sus etapas de vida
Generalmente un olivo se vuelve efectivamente productivo a partir del 3º o 4º año de vida y alcanza su pico de productividad alrededor del 9º año. Las operaciones de poda siguen la edad y las necesidades de la planta, para favorecer tanto su crecimiento vegetativo como su entrada en producción.
La poda de formación generalmente se realiza en las primeras etapas de la vida de la planta. Fija la forma de la corona y determina, por tanto, un futuro crecimiento armonioso. Por ejemplo, la poda del olivo de un año da a la planta la forma deseada, ya sea un jarrón policónico, un globo, un jarrón tupido, un tallo único con follaje libre o un cono único.
Este tipo de poda también favorece que las plantas entren en la fase de producción y puede ser necesaria periódicamente durante varios años. De hecho, la poda de mantenimiento se define como el mismo tipo de operación realizada en plantas maduras.
La poda de producción, por su parte, tiene como objetivo mantener en perfectas condiciones el ahora denso follaje, con un equilibrio entre su desarrollo reproductivo y vegetativo. En el caso de que una planta nunca haya sido podada o durante varias temporadas, se puede proceder a una poda de restauración, para remodelar el aspecto de sus frondas.
Finalmente, la poda de rejuvenecimiento elimina las ramas secas y ahora improductivas, evitando muchos riesgos de enfermedades e infecciones para las plantas. También puede tener un valor curativo, es decir, se efectúa con prontitud si surgen problemas de salud.
Cómo podar un olivo: las principales operaciones
Las intervenciones englobadas bajo el término «poda» son en realidad numerosas e incluyen tanto el corte de las ramas como la eliminación de algunos brotes o la inclinación de las ramas para cambiar la distribución de la savia en el interior de la planta.
La regla fundamental es estudiar bien las características del olivo antes de efectuar cualquier tipo de poda. De hecho, diferentes plantas tienen necesidades fisiológicas totalmente distintas, y no prestar atención a estas particularidades puede afectar negativamente a su crecimiento.
Algunas operaciones de poda son generalmente muy útiles, como la eliminación de las ramas que crecen sobre otras o en la base del tronco y que, al no ser productivas, quitan el preciado alimento de las otras partes del follaje. Incluso quitar ramas secas o airear las frondas trae grandes beneficios para el árbol y su bienestar.
Además de la eliminación total de ramas, para favorecer la producción vegetativa también es posible realizar operaciones de su acortamiento. Los cortes traseros, en cambio, eliminan el ápice de una rama inmediatamente encima de una de las laterales, para dirigir la distribución del alimento hacia el centro de la copa.
En el contexto de la poda en verde, también son frecuentes los desmochados de los brotes o la delicada intervención del aclareo de frutos, útiles para evitar la alternancia de producción en años futuros. Finalmente, las divaricaciones y curvaturas de las ramas contribuyen a transportar los nutrientes hacia las porciones deseadas de la planta, además de regular efectivamente la relación entre productividad y desarrollo vegetativo.
Poda de la copa del olivo
La parte superior de la planta tiene una influencia esencial en el equilibrio fisiológico del olivo y es necesario podarla con cuidado para favorecer el crecimiento del follaje en la parte central, así como la correcta iluminación y ventilación de las ramas.
Por lo tanto, es funcional tanto para la producción como para el desarrollo vegetativo de la planta, independientemente de la forma de cultivo seleccionada. En cualquier caso, nunca hay que despuntar totalmente un árbol para mantener activo su desarrollo en altura, aunque sea fundamental limitarlo en favor de un crecimiento homogéneo.
Además, la altura del olivo también depende del sistema de cosecha que se utiliza, del equipamiento del que disponga el olivarero y de la posibilidad de utilizar o no herramientas con alargadoras telescópicas.
Poda de olivos: las herramientas a utilizar
Para que las sesiones de poda, ya sean de aficionados o semiprofesionales, se completen con éxito, es fundamental poder contar con herramientas estándar de alta calidad. Cada corte que se realice al tronco o a la rama debe ser lo más preciso posible y sin rebabas, con el fin de minimizar la superficie que luego debe cicatrizar.
De hecho, para la planta, cada corte corresponde a una herida que necesita curarse en el menor tiempo posible, para evitar el peligro de infecciones o infestaciones parasitarias. Aunque se utilice un equipo perfectamente afilado y de buen rendimiento, es mejor cubrir los cortes con productos específicos, como masillas de cicatrización, que pueden acelerar la curación de la madera.
Entre las herramientas que no pueden faltar en el equipamiento de todo olivarero se encuentran un cortaramas lo suficientemente robusto y unas tijeras capaces de realizar cortes limpios, evitando desfibrar la madera.
Si las tijeras y los cortaramas son ideales para podar ramas hasta 3-4 centímetros, en el caso de espesores mayores hay que utilizar podadores de cadena, que pueden actuar sin esfuerzo incluso en el caso de diámetros de 15-20 cm.
Para los entusiastas del verde y los olivicultores principiantes, la elección ganadora podría ser elegir las herramientas que funcionan con baterías enchufables, como las que ofrece la GREEN Line de Campagnola. En cambio, los olivareros profesionales pueden confiar en aliados aptos para la poda intensiva, como los de la PROFESSIONAL Line, en versiones eléctricas, neumáticas o manuales.
Descubran ahora las características técnicas de las herramientas Campagnola y den sus primeros pasos en la poda confiando en la reconocida calidad de nuestra marca.